Recordando...
Una amiga mía recientemente compartió conmigo cómo el Señor la está impulsando a recordar los momentos alegres y divertidos que tuvo con su esposo. A medida que reflexionaba sobre esto mientras veía caer una ligera nevada esta mañana, me di cuenta de que recordar las veces que Dave y yo nos reímos juntos es una parte extremadamente importante para sanar mi corazón.
¡Los recuerdos son cosas divertidas! Podemos recordar eventos en nuestras vidas con alegría o tristeza, risa o lágrimas. A veces un mismo evento evoca todo lo anterior, dependiendo de dónde nos encontremos emocionalmente cuando ocurre el “recordar”. ¡A veces podemos reírnos de un recuerdo hasta que la risa se convierte en lágrimas!
¿Por qué es difícil abrazar los recuerdos de nuestros seres queridos y estar en paz con ellos? Me pregunto si es porque los recuerdos desencadenan nuestra sensación de pérdida. En medio de la risa por un incidente divertido, o algo que fue un poco peculiar de nuestro cónyuge, de repente recordamos que ya no está con nosotros. Recordamos que estamos solas, y tal vez incluso comencemos a tener dificultades para recordar su voz, su risa o su forma de tocarnos. Como es común entre los humanos, preferimos evitar el dolor emocional que esos recuerdos traen consigo.
Pero tal vez ayudaría si consideráramos el “recuerdo” como un regalo único y especial de Dios. Debido a la capacidad de recordar y retener cosas en mi mente, puedo recordar los momentos maravillosos, los momentos especiales que pasamos juntos, los 50 años de historia que creamos juntos. Puedo recordar las enseñanzas sobre el cielo y me doy cuenta de que allí es donde Dave vive ahora. Ya no lidia con el cáncer ni con el sufrimiento, y sí, creo que también recuerda nuestra vida juntos. Ser capaz de recordar su sonrisa, su caminar pesado, los muchos viajes a acampar que hicimos, cuánto amaba a sus perros y cómo sonaba cuando predicaba, es un regalo para mí. Hoy me acordé que había muchas cosas que la madre de Jesús meditaba en su corazón. Yo también puedo guardar muchas cosas en mi corazón gracias al maravilloso don de la memoria. Mis recuerdos siempre estarán conmigo, cerca de mi corazón, haciéndome sonreír y, a veces, haciéndome llorar.
¡Esta mañana recordé lo mucho que a Dave le encantaba hacerse una buena foto! Hay una foto de mí mucho más joven sentada en una roca al borde de un acantilado muy alto. ¡Solo Dave podría haberme convencido de salir y posar para él! Pero por la vista desde ese punto alto, encaramada sobre un río, valía la pena aterrorizarse, ¡porque consiguió su foto! ¡Nuestra hija se ríe conmigo acerca de su papá corriendo por el campo interior de su pista para obtener fotos tanto del inicio como del final de su carrera! ¡También lo recuerda corriendo desde el comienzo de un maratón hasta el otro lado de un parque para atraparla en una curva! Nos reímos juntos al recordar a la gente decir: “¡Amy! ¡Ahí va tu papá!” on the edge of a very high bluff. Only Dave could have talked me into climbing out there to pose for him! But the view from that high point, perched over a river was worth being terrified, because he got his photo! Our daughter laughs with me about her Dad running across the inside field of her track to get photos of both the start and finish of her race! She also remembers his running from the start of a Marathon to the other side of a park to catch her coming around a curve! We laughed together as we remembered people saying, “Amy! There goes your Dad!”
Si estás luchando hoy, te desafío a que busques los recuerdos alegres. Alguien dijo una vez: “A veces nunca sabrás el valor de un momento hasta que se convierte en un recuerdo”. Dios nos ha dado un hermoso regalo que nos permite atesorar esos momentos que ahora se han convertido en recuerdos.
Filipenses 4:8 – “Fijen sus pensamientos en lo que es verdadero, honorable, justo, puro, amable y admirable. Piensa en cosas que son excelentes y dignas de elogio”.”
1 Comentarios
So good. Thanks for sharing